¡Qué bonito es vivir de los
sueños! O eso pensamos a menudo, porque solemos confundirlo con el éxito... y
no siempre son la misma cosa.
Desde que somos niños, nos
han inculcado la idea de que debemos perseguirlos y no desfallecer hasta
alcanzarlos. Evidentemente esto conlleva un sinfín de retos, esfuerzo, en
algunos casos frustración, pero cuando logramos alcanzarlo en cualquiera de sus
formas, solemos sentirnos plenos y satisfechos. La pregunta es ¿Qué ocurre
después de alcanzar un sueño?
Para explicarme de mejor
manera, tomaré como ejemplo una de las películas clásicas de princesas Disney,
un arquetipo que afortunadamente ha evolucionado con el tiempo. Pensemos en
Cenicienta. Pasa una vida de mierda por culpa de su madrastra y hermanastras,
es reducida a asistente doméstica sobreexplotada y además, se le niega la
posibilidad de asistir a un baile. Aparece el Deus ex machina del hada madrina
otorgándole vestido, calzado y transporte. El príncipe se enamora a primera
vista y a primer baile de ella y sonada la primera campanada de medianoche,
pone pies en polvorosa dejando a media escalera una hermosa zapatilla de
cristal. El príncipe encuentra dicho objeto, tras no encontrarla se da a la
tarea de buscarla por todo el reino, probando el calzado en cada joven mujer de
aquellos terruños. Obviemos lo antihigiénico del asunto. Aparece Cenicienta, se
prueba la zapatilla y en un acto de amor inconmensurable se casa con ella… Y
VIVIERON FELICES POR SIEMPRE.
Hasta este momento, fuera de
los errores de guión forzados para dar fortaleza a la trama, tenemos una
historia que resulta agradable, pero ¿Qué ocurre después? Es decir, sí, tal vez
el sueño de nuestra protagonista era ese, vivir en palacio, tener súbditos y
reinar algún día, espero con la esperanza de aliviar las penurias de su pueblo.
Pero después. ¿Qué?
Ese vivieron felices por
siempre me ha causado varios dolores de cabeza y no solo a mí, sino a los
propios ratones amigos de Cenicienta, que para la precuela se dieron a la tarea
de escribir la continuación de la historia una vez que el Hada Madrina les
hubiese dicho que los príncipes habían vivido felices por… bueno, ya saben.
Y esa es la cuestión. Muchas
veces en la vida ambicionamos tanto algo en particular y creemos que lograr el
sueño es sinónimo de conseguir el éxito, por ejemplo: un título universitario,
un trabajo en una empresa, un salario digno, o encontrar una persona que nos
haga sentir completos. Cada cual tendrá un sueño en particular, no somos quien
para juzgar los anhelos más profundos de las almas que nos rodean. Pero he
visto un problema bastante particular que desafortunadamente, parece, es un
común denominador. Mucha gente se pasa la vida entera esforzándose por alcanzar
ese sueño because that’s the dream…
pero una vez logrado ¡no saben qué hacer con él!
Estamos acostumbrado al
final feliz y auto conclusivo, que olvidamos que las historias no empiezan ni
terminan de ese modo. Conseguir un título es solo un paso, encontrar el trabajo
en esa empresa, merecer ese salario o conocer a esa persona, solo son el
principio de la historia. ¡Claro que hay mucho mérito ello! Sin embargo, el
sueño es solo el comienzo. ¿Hay éxito en este momento? Opino que parcialmente.
Algunas personas,
desafortunadamente, una vez alcanzado el sueño de una vida, después haber
logrado tocar las puertas del cielo; se dan cuenta que no todo es como ellos
imaginaban que sería. Personas muy capaces estudiaron demasiado, pero al
momento de ejercer se dan cuenta que la teoría y la práctica son dos cosas muy
diferentes, he visto casos en los que no se sienten plenos. Al llevar algunos
meses en la empresa se percatan que la dinámica de trabajo o bien el trabajo en
sí mismo no es lo que ellos añoraban; o bien ese salario los ayuda a tener un
mejor estilo de vida, cierto, pero deben dejar de lado ciertas cosas,
sacrificando a sus familias nucleares perdiéndose momentos trascendentales y…
aquellos que encontraron el amor, se percatan que algo no encaja al cien por
ciento, que parece amor, pero dudan si ese es el amor verdadero. En otras
palabras, viven en el sueño, pero viven de forma frustrada. Y el verdadero
problema es que nadie nos contó esa parte de la historia. Con estas
circunstancias ¿Lograron estas personas alcanzar el éxito? Quizás no porque él
éxito, por definición, es un resultado feliz…
Ojo: ESTE NO ES UN DISCURSO
FATALISTA. Todavía no he terminado. ¡Sigamos adelante!
Entonces, volviendo al
principio… ¿Es posible alcanzar el éxito a través de nuestros sueños? La
respuesta, aunque en este punto pueda resultar contradictoria, es un rotundo
SÍ… pero desde otro enfoque. ¿Me explico? ¿No?
Claro que se puede vivir de
los sueños. A partir de este punto parafrasearé algunas frases de Guillermo del
Toro en una conferencia que llevo a cabo en la Feria Internacional del Cine una
vez que obtuvo dos premios Oscar por su película “La forma del agua”.
Cuando le preguntan en su
Master Class “¿Qué es el éxito?” Del Toro responde: “Las historias de éxito (Caón) son condensaciones de historias MUCHO,
MUCHO, MUCHO, más larga… Mejor pregúntame cuantos chingadazos me di… El instrumento de aprendizaje más cabrón
que hay es el fracaso y darte de topes contra una pared, porque TE ENSEÑA LOS
LIMITES Y TE ENSEÑA A QUERER ROMPERLOS. Eso es lo principal…” Y continúa un poco más adelante: “Es que la carrera nos gusta contarla de un
lado al otro… ¡Ay ganó el premio nacional a la crítica! Y en medio te partes la
madre… pero lo que tienes que contar son las parte de en medio… y el éxito es
el mito que nos venden para sentir que la libramos o no la libramos… el éxito
es llegar a donde quiera que llegues haciendo lo que quieres hacer, si yo me
gano a los dos gemelitos por hacer una película de Louis Pasteur, pues ya valí
madre ¿Para que los quiero si no son míos? Pero los tengo porque una mujer muda
se enamoró de un Dios anfibio del amazonas y eso está de pelos… Tener las ganas de decirle al mundo que
está equivocado… El éxito es cagarla en tus propios términos.”
Les dejó el enlace del
vídeo, para que puedan escuchar directamente a Del Toro. https://youtu.be/70GZnd9lIdw
No quiero caer en el error
de cometer una falacia, pero rescato algunos puntos del afamado director. Es
cierto que muchas de las historias de éxito que conocemos son de personas que
se aferraron a sus sueños hasta hacerlos realidad… pero también consideramos
exitosas a otras personas que, quizás, las circunstancias los llevaron por un
camino diferente al que tenían planteado y lograron adaptarse. Del Toro lo dice
claramente, vemos la película como espectadores de un lado al otro, pero no
vemos esos momentos que pueden simbolizar años y años de esfuerzo y dedicación,
solo prejuzgamos los resultados. Y parte de las limitantes tanto de los sueños
como el éxito están en nuestro entorno sin que sea visible a primera vista.
Algunas veces, no siempre por supuesto, la gente que nos rodea está tan
ensimismada en sus propios fracasos que limita o reprime los sueños de los demás…
Recuerdo cuando un amigo abrió su propio despacho, sin preguntar terceras
personas me decían “¿Oye ya supiste que
tal persona abrió su despacho? Pobre, está muy verde… no la va a hacer?” Y
vaya, cuatro años después ahí sigue, firme en sus convicciones. Esa es la parte
que comparto, porque él ha demostrado que el mundo estaba equivocado. Con sus
respectivos chingadazos, evidentemente.
Pero el segundo punto, para
mí el más importante, es “Llegar a donde quiera que llegues haciendo lo que
quieres hacer.” Esto es lo que a veces se olvida. Cierto es que la vida nos va
llevando por caminos que a veces nunca imaginamos; pero también es cierto que
somos los únicos que podemos decidir qué hacer con nuestro futuro. A veces es
oportuno y necesario dejar nuestra zona de confort para lanzarnos a la aventura
y decir: ¡Sí se puede! ¡Vamos por ello! ¡Esto es lo que yo quiero! En otras
palabras… Aprender a vivir con los sueños, pero sin dormirnos en nuestros
laureles. Porque en tal caso, el pensamiento mágico nos come, no va a aparecer
un hada madrina a realizar un acto de magia y cambiar nuestra vida por completo…
Hay que correr riesgos, con todo lo que ello representa, sacrificando algunas
veces la seguridad de lo que tenemos por la ilusión de lo que podemos tener. Es
un precio muy alto y evidentemente hay muchísimo en juego… Pero seguro que vale
la pena.
He llegado a la conclusión,
después de todo este cúmulo de pensamientos, que no se trata de vivir de los
sueños; ese sin duda es un pensamiento mágico… La tarea, el verdadero reto es
que con nuestros sueños, pero sobre todo con esfuerzo y dedicación, logremos
alcanzar el éxito. ¿Qué éxito? El más grande, obvio y olvidado de todos: SER FELIZ BAJO TUS PROPIOS TÉRMINOS. No
tengas miedo al cambio, no te conformes, no te límites.
¡Sal! ¡Haz aquello que te
hace feliz! ¡Hazlo tu estilo de vida! ¡Ve a ese karaoke y sé un artista aunque
sea solo por un instante! ¡Escribe ese blog que nadie lee! ¡Graba ese corto con
la cámara de tu celular! ¡Háblale a esa chica o ese chico! ¡Manda a la chingada
el qué dirán! ¡Carajo! ¡Sé exitosamente feliz!
¿Qué tienen que ver los
sueños con el éxito y la felicidad? Todo, absolutamente todo.
P.d.- Gánate ese par de
premios Oscar con tu propio guión, uno propio, que te defina sin lugar a dudas…
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