Nota
aclaratoria: Probablemente cuando publique esta entrada
hayan pasado varios días, semanas o meses desde que la escribí. Aun así te invito a que me
acompañes en este viaje en el tiempo y espero que disfrutes la historia.
Empezamos.
Ojalá
borrar mensajes o fotografías lograra eliminar los recuerdos, sin embargo la
memoria es una compañera caprichosa. Hoy me he dado a la tarea de empezar a
eliminar recuerdos, instantes, conversaciones e instantáneas del teléfono
para dejar el pasado en paz. Se merece un descanso. Después de tantos
meses es tiempo de dar vuelta a la página. Es un paso que debía dar algún
día, aunque sinceramente esperé que no pasara nunca.
Hay mucha
historia en un teléfono. Más de las que hubieran imaginado Julio Verne o H.G.
Wells en cualquiera de sus fantásticas historias. De repente encuentras
sonrisas, abrazos, el recuerdo de una noche mágica, el camino donde rondó la
felicidad compartida alguna vez.
Brotan
los recuerdos y dudas...
Dudas...
Dudas...
Afortunadamente,
después de una larga temporada en Tártaro conversando con Cronos; este te
otorga el mayor de sus dones, el tiempo, la fortaleza y la madurez para
comprender que el amor no es solo un sentimiento, sino una decisión. (Amén de
las reacciones químicas que lo generan y que también produce, pero ese no es el
punto central en este momento.)
Uno
decide enamorarse y de quién, sin duda las circunstancias también te hacen
tomar la decisión de no seguir amando; ambas cuestiones son muy humanas y nadie
debe juzgar estas circunstancias, ocurren todos los días. La historia de Romeo
y Julieta es de Shakespeare, pero el amor es una novela individual que consta
de diversos capítulos... Algunos deben terminar forzosamente, para dar paso a
nuevas historias, nuevos horizontes, nuevas vidas.
Dependiendo
de tu estado de ánimo el último párrafo podrá parecerte o muy triste, o
demasiado absurdo.
Insisto,
depende de tu realidad... Porque inevitablemente el amor visto desde el
exterior no es comprensible, pero cuando lo vives, lo comprendes menos... (Esta
última línea la leí hace algún tiempo en algún tweet... No recuerdo el nombre
del autor... Solo estoy parafraseando porque seguro las palabras no son las
mismas, pero la idea se mantiene.)
El
problema de la historia del amor, como en cualquier novela escrita, radica en
cuanto cariño le guardas a los personajes. Hay personajes de ficción a los que
desearías que no les pasara ninguna tragedia (Sí, les hablo a ustedes Ned y
Robb Stark) pero el argumento narrativo requiere forzosamente una calamidad
para poder continuar con el desarrollo de la misma. Lo mismo ocurre con el
amor, solo que los personajes son reales, con su propia forma de pensar e
historias personales... Y en la mayoría de los casos, cuando no es el/la protagonista
principal o el final de la historia, debe hacerse a un lado para dejar pasar a
quien ocupe ese lugar. Evidentemente como espectador y sobre todo como
protagonista de la saga (porque hay historias personales que bien podrían
escribir varios libros.) no comprendes porque el personaje que, consideras, era
la persona indicada se marcha.
Entonces...
Cuando terminas un capítulo con un desenlace inesperado (En cierto punto,
porque el narrador siempre va dejando migas de pan en el camino para que
aquellos individuos más atentos puedan percatarse a tiempo de lo que está por
venir...) te molestas, te invade la ira, la desesperación, odias al autor y
dejas del lado el libro por algún tiempo, decidido a no leerlo nunca más. Pero
es tu historia... Tarde o temprano retomas la cubierta, relees la
contraportada, ves tu nombre en el título y negocias con el autor...
Advirtiéndole que no te dé más sorpresas de ese tipo. Evidentemente nunca te
responde, pero guardas la esperanza de que te haga un poco de caso y que empiece
a prestar atención a tus deseos... Entonces, sabiendo lo que ocurrirá vuelves a
leer el último capítulo de principio a fin, cada historia, cada dialogo, cada
circunstancia... Te das cuentas que las señales estuvieron ahí, todo el tiempo,
gritándote a la cara: "Personaje ¡Date cuenta! Este es el momento
para evitar la desgracia..." Lo escrito no se puede borrar una
vez publicado y a diferencia de las novelas escritas o best seller, la vida no
da lugar a revisiones ni re-ediciones. (Aquí podríamos hablar de universos
paralelos... pero ese tema lo dejo para otra publicación. Ya habrá
tiempo.)
Llegas al
desenlace del capítulo otra vez, ese que tantos dolores de cabeza te ha
causado... Antes de continuar la lectura te encuentras temeroso. ¿Qué
vendrá ahora? Te preguntas. No obtienes respuesta. Solo la hallarás si
continúas leyendo, temes. Previo a continuar, te reconcilias, comprendes
ciertas cosas y en cierto modo empiezas a crecer. (Ojo, esto no es un libro de
superación personal, el crecimiento personal no es un acto súbito... lleva
tiempo, persistencia, constancia, compromiso y deseo.) Una vez reconciliado con
tus errores... tomas valor y prosigues.
Las
primeras líneas las lees lentamente y con dudas. Cierras el libro después de
algunas páginas. Pero después de varios minutos o días, dependiendo el caso, le
das la oportunidad nuevamente. El escritor no ha sido tan despiadado contigo.
Te ha otorgado un capítulo particular para reponerte del último giro narrativo,
te da la posibilidad de que te adaptes poco a poco a un nuevo ritmo de
redacción, otorgándote la oportunidad en mucho tiempo de ser el único
personaje, regalándote un monólogo interno que dura lo que Cronos y tú
convengan. Pero esto es una novela romántica, recordemos.
El narrador
te pone a prueba, comprobando tus límites y, sobre todo, tu aprendizaje. Si se
percata de que no has aprendido nada, decide poner en pausa la historia, se
niega a mostrarte el desarrollo de la misma hasta estar convencido que te
encuentras en condiciones de continuar. Poco a poco empieza a ponerte enfrente
viejos personajes que se habían mantenido a un lado de la historia; ¿Por qué
hace esto? Simple: has revivido un capítulo, pero la historia del amor es solo
un hilo narrativo en la novela DE TU VIDA.
De vez en
vez fortalece lazos, te ayuda a recordar viejos capítulos y poco a poco
empiezas a recuperar la paz y la tranquilidad. Deseas leer lento, pero seguro.
Ya no hay prisas por llegar al desenlace, caminas con cuidado en los bordes de
las oraciones y prestas atención a cada detalle.
De pronto
te percatas que el autor ha desaparecido, no escribe más, como si tuviera un
bloqueo literario. Lo meditas...
Piensas...
Piensas...
Piensas...
Entonces
ocurre la mejor parte de la historia. El narrador no ha desaparecido, pero
comprende que necesita colaboradores...
No ha
encontrado nadie más digno que tú. Te da el papel y la pluma. La historia es
ahora tuya por completo. A partir de este momento tu decidirás si algunos
personajes formarán parte de la trama, si es mejor aguardar o que decisiones
tomar, te da la posibilidad de elegir el destino y claro, de volver a aprender
de nuevos errores; con un regalo glorioso: La experiencia.
¿Dije que
esto no es un libro de superación personal? Lo reitero.
En el
camino la memoria intentará jugarte una mala pasada, no porque sea un personaje
perverso, solo es su naturaleza, no sabe hacer otra cosa; el narrador le ha
dado esa única tarea y la cumple a cabalidad, a pesar de que ahora eres autor
de tiempo completo, no puedes cambiar la naturaleza de los personajes, esa no
es tu tarea, eso corresponde al narrador omnisciente, a ti (que no es poca
cosa) te recuerda que tu única labor consiste en decidir que personajes
formarán parte y que decisiones tomar, nada más. La memoria no es
culpable de ningún mal. Algún día saldrás fortalecido, continuarás escribiendo
largas historias, historias que serán el desarrollo del resto de tu vida.
¿Qué
pasará con los personajes?
Ambos han
cumplido con el aprendizaje que debían dejar en cada cual. A partir de ahora
cada quien tiene derecho a escribir su historia bajo sus propios términos. No
quedará más que agradecer las enseñanzas y desear que el narrador omnisciente
tenga un final increíble para cada una de sus historias individuales; siendo
honestos él es el único que conoce el final.
P.D. Espero querido lector que el
escritor te haya otorgado el papel y la pluma hace tiempo: escribe tu historia
de la mejor manera. Eso es todo lo que te puedo desear.